jueves, marzo 23, 2006

Un Réquiem para La Nueva


No sólo de Pan vive el hombre, pero para algunos emprendedores fue una realidad
De eso podemos hablar nosotros como Cañetinos que por 50 años saboreamos esos exquisitos panes salidos de los Hornos de Ladrillo de la ya extinta Panadería La Nueva.
Como olvidar esos chilenísimos nombres dados a cada tipo de pan, ahora recuerdo La Caca de Panadero, La Colisa, La Canilla, El Molde, El Cachito, Las Zorritas , etc, como olvidar llegar a eso de las 5 am de algún carrete y pasar a la casa de mi amigo, que dicho sea de paso, vive allí, a buscar o mejor dicho “a asaltar” a los Panaderos como el Negro, a Huenuman ( un personaje del pan), para llegar a casa y comernos con mantequilla ese pan recién salido, o también aprovechar en otras ocasiones de cocinar un rico asadito o pollito dentro de los imponentes e inmortales hornos de ladrillo que pronto ya no existirán más .
Si pues, las leyes del mercado han caído sobre este emblemático negocio, la llegada de grandes cadenas de supermercados con pan cada 10 minutos han terminado por sepultar el otrora esplendor de tan querido negocio, pero bueno esto es así, lo bueno es que recordemos que existió y que aún quedan de esos antiguos clientes, los cuales deberán empezar a acostumbrarse al pan industrial.
Haciendo un poco de historia, esta panadería nació por ahí por la década de los `50 , específicamente el 22 de octubre de 1951, de la mano de don Anselmo Torres Araneda, el Tata como le decíamos los que lo conocimos, a fuerza de empuje y espíritu emprendedor y trabajada hasta hace un tiempo atrás por su hija Mónica Torres, que a petición de él , fue la encargada de mantener funcionando por más de 30 años este negocio, el cual sobrevivió a terremotos e incendios, logrando abastecer a los principales Pubs y Restaurantes de nuestra ciudad, entre otros negocios.
Tengo en mi memoria esos triciclos que salían desde ese gran portón llenos del sacro alimento hacia sus diferentes clientes, ese furgón que manejaba el Tío “Chemo” Torres todos los días, que repartía el pan a los negocios y que además era nuestro deleite para salir a parrandear en él.
No cabe duda de la importancia y de la marca que ha dejado entre nosotros este mítico negocio familiar, unos de los pocos que esta quedando en nuestro suelo, que ahora ya apagados sus hornos y con ello el fuego del espíritu emprendedor, deja las cenizas del trabajo arduo, del sabor intenso, de los cuerpos curtidos por el calor y las esperanzas de muchos trabajadores que pasaron gran parte de su vida llevando hasta nuestra mesa lo mejor del producto Cañetino.
Saludos a todos aquellos que degustaron el trabajo de muchos, saludos sinceros de un enamorado del PAN CORRIENTE y el PAN ESPECIAL y del mejor PAN FRANCES del País…ese que salía a las 11.00.

1 comentario:

Loretto González Díaz dijo...

Bienvenido a la blogosfera. Estoy en http://nuevosdiaz.bitacoras.com Blogspot sólo fue un respiro.